
Vía e-mail me informan del inesperado deceso de Renán Valdés, pintor talquino y animador cultural de al menos tres décadas del siglo pasado
A las 12:30 horas ingreso al velatorio de La Iglesia San Agustín, en La Alameda Bernardo O’Higgins. En la vereda hay cuatro hombres y una mujer; uno cuenta a ella pormenores triviales del cotidiano de Valdés, previos a su deceso. En el interior hay doce mujeres.
El féretro está flanqueado por arreglos florales. La ventanilla permanece cerrada. Alguien ha puesto una fotorretrato en blanco y negro de Renán Valdés; mide aproximadamente treinta por cuarenta centímetros.
El costado izquierdo lo ocupa la estampa del pintor, quien ha sido retratado en un plano americano. Sus brazos están cruzados, su semblante entrega un aspecto sereno y alegre, viste un pulóver de cuello subido y su peinado prolijo.
En el costado derecho de la fotografía es posible observar el fragmento de un cuadro suyo de fines de los ochentas. En la parte superior del cuadro se lee ‘AFGANISTAN’. Me asiste casi la certeza que fue expuesto en su última retrospectiva. La escasez de grises no alcanza a ilustrar el minucioso quehacer de la pincelada, característica de su pintura.
La apostura patricia de Renán Valdés es el exacto contrapunto con el grafismo -dotado de un nerviosismo, de una inquietud- con que escribiera AFGANISTAN.
El féretro de artista… Al principio de los noventas, amigos de un joven artista inglés cumplen su deseo póstumo: pintar en toda la superficie del ataúd diseños florales de William Morris. Casi siete décadas antes, Kasimir Malevich es sepultado en un ataúd construido y ornamentado bajo las pautas programáticas de la estricta composición suprematista.
Estos usos, dirigidos a dotar al féretro de una estética identitaria, no comparten la superficie como lo hace el ritual funerario militar o político, donde la norma es cubrirlo con la bandera nacional o del partido político, es decir, revestir la memoria del difunto desde la gravedad del símbolo. En el ciudadano común ha ido arraigando la costumbre de poner la fotorretrato encima del féretro.
Los deudos de Valdés han consentido en poner una fotografía para su reconocimiento y, también, como una suerte de guía para aquellos que no lo veían en mucho tiempo.
La palabra AFGANISTAN, entrometiéndose en la hora de la partida, reclama con mayor énfasis las pautas por donde registrar la memoria de Renán Valdés, pues no es gratuito que junto a él se instale el valor del signo.
Viernes 5 de Febrero de 2010.-