martes, 9 de junio de 2009

Volantes



En la esquina sur poniente de Avenida Dos Sur con Calle Tres Oriente, observé en la acera un papel de una longitud equivalente al ancho del tamaño standart de una hoja de oficio. El ancho lo estimé en unos cinco centímetros; había sido recortado con tijeras. El entintado revelaba la irregularidad de grises que provee una fotocopiadora. Con la caligrafía con que usualmente se identifica el trazado manuscrito femenino, abundante en formas circulares, habían escrito el número de un teléfono móvil, el nombre de pila de una mujer y una frase breve declarando una oferta sexual. Esto sucedió en Noviembre de 2005.
La oferta de comercio sexual es conocida en la prensa escrita local y comparece en la sección Avisos Económicos.
Cuando ha transcurrido casi un quinquenio, en otro sector de la ciudad –en Calle Uno Sur, a pocos metros de la Avenida Salvador Allende, donde comienza el comercio establecido en forma continua-, encontré una tarjeta de servicios profesionales facturada con la resolución formal que denota la participación de un profesional del diseño. En un primer avance lector, uno sólo distingue información escrita y lo que se presenta esquivo es la información visual, es decir, la iconografía del segundo plano. El mensaje escrito es breve: número de telefonía móvil, nombre femenino y frase de promesa de goce sexual. Pero a primera vista en el segundo plano uno percibe una especie de paisaje. Luego es posible reparar que las formas corresponden a una parte del torso femenino reclinado. El fragmento corporal ha sido fotografiado desde un costado, a cuarenta y cinco grados. Casi de inmediato, la posición corporal descrita, remite a la pintura titulada Gran Desnudo Americano del artista estadounidense Tom Wesselman. Y la atención persistente produce un destilado: la ilusión de arbustos en el paisaje son cúmulos de helados depositados sobre el abdomen. El volumen de las porciones de helado también hacía alusión a llamas espaciadas, particularmente cuando la superficie se identificaba con un paisaje.
La comparación con el Aviso Económico, publicado con el mismo propósito, es decisoria: en el periódico suelen ocupar una fotografía de una actriz norteamericana; en la tarjeta el cuerpo femenino es anónimo. Otra: en el periódico el cuerpo femenino está vestido y a cara descubierta enfrenta al lector; en la tarjeta, el torso reclinando, como en los desnudos de Wesselman, comunica la disponibilidad inmediata y las porciones de helado significan al cuerpo como postre adornado de crema..
En Mayo de 2009, el transeúnte puede toparse con otro aviso similar: ‘Joven Gay Satisface Todos Tus Deseos’. La fotografía muestra a un veinteañero en posición decúbito, con cuidado corte de pelo y, en primer plano, su rostro, que observa al lector. Sus manos se entrecruzan bajo su mentón y sus codos se apoyan en la cama. Viste un short blanco y un hálito
deportista enfatiza el mensaje de salud, vitalidad y belleza juvenil.
Si en la tarjeta de oferta sexual femenina no se distingue otra cosa que piel, cuerpo y helado, en éste se percibe la fracción de una cama y en un tercer plano la fracción de una ventana o cortinaje. El tamaño de la tarjeta es un rectángulo cuatro veces superior al de la tarjeta de servicios profesionales.
En un quinquenio, la mutación del volante, promoviendo el comercio sexual, se ha desplazado desde la caligrafía fotocopiada a la impresión electrónica doméstica.

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