Tal como la delincuencia ha llegado a ser una estrategia de sobrevivencia apelada por los excluidos del sistema económico, la oferta culinaria --instalada con provisoriedad en el difuso umbral de lo legal/ilegal-- se ha valido de una suerte de acciones relámpago para vender un servicio de comida rápida; lo que hace singular esto actividad es el nexo con la comida popular.
Esta oferta abunda en los sectores populares (allí no es menester preguntarse acaso los funcionarios de salud medioambiental fiscalizan después de la jornada horaria habitual de los empleados públicos). Comúnmente son mujeres quienes instalan asadores en una esquina y ofrecen choripanes o anticuchos.
Sin embargo, en el centro de la ciudad, a una cuadra de la Plaza de Armas, y junto al edificio en construcción de la Fiscalía, y desde que comenzaron la excavación de las fundaciones, dos manipuladoras han instalado una cocina desmontable que funciona durante una hora y media, a partir de las 09:30 horas y ofrecen desayunos a los albañiles y oficinistas del sector. La oferta es singular: churrascas.
Ellas cuelgan del muro un letrero realizado con tipografía e impresión computarizada; los clientes pueden leer con facilidad el letrero y el listado de ofertas y precios.
La lectura del letrero es la siguiente:
“CHURRASCAS AL PASO
-Churrasca Sola
-Churrasca c/ margarina
-Churrasca c/ Plata
-Churrasca c/Jamón
-Churrasca c/ Queso
-Churrasca c/ Palta y Jamón
-Churrasca c/ Jamón y Queso
-Churrasca c/ Palta y Queso
-Churrasca c/ Ave Mayo
-Churrasca c/ Ave Palta
-Churrasca c/ Pernil
-Churrasca c/ Pernil y Palta
-Churrasca c/ Arrollado”
Talca Art. 26 Octubre 2011.-
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