martes, 27 de abril de 2010

SE ARRIENDA



La fachada se remodeló para habilitar una tienda de calzado; sin embargo, cualquier cliente podría suponer que traspasando el local de ventas encontraría las instalaciones manufactureras en toda su cadena de producción.

Por estos días, el peatón encuentra la fachada abandona y sobreviviente; en las dos jardineras de la vereda sobreviven pastos y malezas y el celeste optimista, que destacaba el muro en toda su amplitud, está descolorido.

Un letrero, colgado a siete metros de altura, anuncia que el inmueble está en arriendo.

Un elemento muy diferenciador, en comparación con los restantes inmuebles en oferta, es una fotografía en color, de igual formato y casi idénticas medidas a las del letrero.

La fotografía muestra una vista general del interior del inmueble, donde estuvieron funcionando las maquinarias de aparado y otras. Lo radical de la fotografía es que lo muestra vacío. Un gran haz de luz solar cae sobre el radier y, al refractarse los ángulos del cielo del amplio galpón.

Podríamos suponer que la iluminada exhibición del equivaldría, para un posible interesado, a un Sin Comentario; ahorro de tiempo para el rentista o corredor de propiedades, pues no tendría que acudir a mostrar el inmueble. O podríamos colegir que estamos presenciando un emergente procedimiento del mercadeo de los arriendos.

Otro ángulo de percepción va hacia la derivación semiótica. De un modo ingenuo nos acercamos a emparentar el inmueble con las obras del primer conceptualismo; así tenemos la fachada como signo que en sí contiene el significante- el letrero- y el significado- la foto del galpón vacío-.

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